De acuerdo con la World Association for Sexual Health los derechos sexuales abarcan los derechos humanos; se reconocen en las leyes nacionales, en los documentos base de tratados y convenios internacionales y en otras declaraciones de consenso y alcance sectorial, gremial, regional, continental o global. En síntesis, comprenden el derecho de todas las personas para que, libres de coacción, discriminación y violencia, puedan:
- Alcanzar el nivel más alto posible de salud sexual, lo que comprende el acceso a servicios de atención de salud sexual y reproductiva.
- Buscar, recibir y divulgar información con relación a la sexualidad. S Recibir educación de la sexualidad.
- Respeto de su integridad física.
- Elegir su pareja.
- Decidir si se quiere ser sexualmente activo o no.
- Tener relaciones sexuales consensuales.
- Contraer matrimonio consensual.
- Decidir si la persona quiere tener hijos o no, y cuándo quiere tenerlos.
- Llevar una vida sexual satisfactoria, segura y placentera.”
La sexualidad es una vivencia básica e inherente al ser humano que abarca
todo el ciclo vital de las personas. Contempla dimensiones como el
erotismo, los vínculos afectivos, la reproductividad, el género y la orientación/preferencia
sexual. Sin embargo, esta actividad suele permanecer oculta o exclusivamente ligada a la reproducción, por diferentes motivos
–culturales, religiosos o ideológicos– que, en su mayoría, están relacionados
con la persistencia de un basamento patriarcal.
Es un hecho que en México
la vida sexual activa comienza a temprana edad: entre los 13 y 15, en el
caso de los varones y entre los 14 y los 16, en el caso de las mujeres. El conocimiento, defensa y ejercicio de los derechos sexuales
y reproductivos, experimentando o no una vida sexual activa, promueve
la libertad para tomar decisiones.
Para que los derechos se encuentren al alcance de las y los adolescentes
y jóvenes es necesario:
- Hacer visibles las necesidades específicas de las y los adolescentes.
- Mirarles como las y los interlocutores válidos que son.
- Reconocer sus capacidades de decisión.
- Erradicar valores culturales y prácticas sociales discriminatorias.
- Proporcionarles conocimientos suficientes sobre la sexualidad y el cuerpo, tengan o no una vida sexual activa.
- Brindar servicios educativos y de salud específicos para su etapa de vida.
En este marco, cabe reflexionar sobre el concepto
de la sexualidad como un aspecto inherente a la vida y actividad de las
personas y como un derecho que incluye el derecho a la vida privada,
a la integridad y al ejercicio de la sexualidad libre de violencias y daño
en las personas.
La sexualidad es un aspecto fundamental de la condición
humana, presente a lo largo de la vida y abarca
el sexo, las identidades y los papeles de género, la
orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad
y la reproducción.
La sexualidad se vivencia y se
expresa por medio de pensamientos, fantasías, deseos,
creencias, actitudes, valores, comportamientos,
prácticas, funciones y relaciones. Si bien la sexualidad
puede incluir todas estas dimensiones, no todas ellas
se vivencian o expresan siempre. La sexualidad recibe
la influencia de la interacción de factores biológicos,
psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales,
éticos, legales, históricos, así como religiosos
y espirituales.”
En México se cuenta con la Cartilla Nacional por los Derechos Sexuales
de las y los Jóvenes “avalada por la Comisión Nacional de Derechos
Humanos (CNDH) y más de 160 organizaciones.” (www.andar.org.mx).
Dicha cartilla se compone de trece derechos, a saber:
1. Decidir de forma libre sobre mi cuerpo y mi sexualidad.
2. Ejercer y disfrutar plenamente mi vida sexual.
3. Manifestar públicamente mis afectos.
4. Decidir con quien compartir mi vida y mi sexualidad.
5. Respeto de mi intimidad y mi vida privada.
6. Vivir libre de violencia sexual.
7. Libertad reproductiva.
8. Igualdad de oportunidades y a la equidad.
9. Vivir libre de toda discriminación.
10. Información completa, científica y laica sobre la sexualidad.
11. Educación sexual.
12. Servicios de salud sexual y a la salud reproductiva.
13. Participación en las políticas públicas sobre sexualidad.
Conviene enfatizar en la importancia del derecho a vivir libre de violencia
sexual, ya que la sexualidad es un campo en donde también es
importante aprender a decidir y se requiere vivirla en ambientes libres
de coerción y daño.