Todos conocemos por experiencia propia el estrés, y más aun
viviendo en una de las ciudades con más cantidad de habitantes en el mundo. Nuestras
actividades diarias, ya sea la escuela, nuestro trabajo o el simple traslado de
un lado a otro en esta ciudad, nos puede generar malestares que referimos como “estrés”.
Estos síntomas pueden generarnos
problemas más graves, tanto emocional como físicamente. Podemos enfermar de
colitis, enfermedades cardiovasculares, trastornos de ansiedad. Al igual, nuestras
relaciones interpersonales pueden verse afectadas con actitudes de
irritabilidad, agobio, inseguridad, por mencionar algunas.
Por todo lo anterior, y porque
resulta un tanto difícil cambiar las condiciones en las que realizamos nuestras
actividades (llámese ruido excesivo, horarios de trabajo o escuela extensos,
tráfico, calles oscuras, aglomeraciones, etc.), en esta ocasión les presentamos
algunas alternativas que podemos llevar a cabo cada uno de nosotros para tratar
de disminuir, en la medida de lo posible, los malestares de lo que llamamos “estrés”.
Es importante también identificar
cuáles son los factores estresantes para modificar la forma que nos enfrentamos
a ellos. Por ejemplo, “estresarme todos los días por la ruta que hago de mi
casa a la escuela porque voy con prisa y siempre hay mucha gente”, en este caso
podríamos buscar nuevas rutas, o quizá intentar salir quince minutos antes y
ver cómo nos sentimos entonces.
En otro ejemplo, si me estresa estar
en una clase de cinco horas seguidas, puedes tomarte cinco minutos para salir a
tomar aire o caminar. Recuerda, es más importante tu salud que cualquier
exigencia del medio que te provoque ese malestar.
Es importante darnos tiempo placentero,
cualquier recomendación de este tipo no puede ser generalizada. Es decir, para
algunos hacer ejercicio les resulte desestresante, placentero, pero para otros,
la consigna puede sonar como un “tener que” hacer ejercicio, y en este caso, la
actividad se torna forzada en lugar de espontánea, y esto puede resultar con un
objetivo contrario de disminuir la tensión.
Por lo tanto, te sugerimos que “te
tomes tu tiempo”. Busca la oportunidad de hacer algo que te guste; ir a un
museo, salir a bailar, cocinar, caminar, ir por un café, platicar con un amigo,
practicar un deporte, visitar otra ciudad, ir a un concierto, pintar, ver
películas en casa, tomar un baño prolongado, arreglarse el cabello, cantar,
jugar vídeo juegos, leer, estar en familia, en pareja, y otras muchísimas
pequeñas actividades que podemos hacer para cada uno de nosotros.
Sabemos que muchas veces nos encontramos
un poco fatigados o cansados y “no tener ganas de nada más”, y claro, descansar
es la mejor opción. Sin embargo, te invitamos a realizar alguna actividad que
te haga sentir un momento placentero. Toma tu
tiempo.
Si los malestares físicos o
emocionales van más allá de unos diez días, es importante atenderte y acudir a
un especialista.
Y mantenemos, es más importante tu
salud que cualquier exigencia del medio que te provoque ese malestar físico o
emocional.
Con ánimo y gratitud, te invitamos a
tomar tu momento de placer.